sábado, 31 de agosto de 2013

Everwood

Hoy sólo quiero dejar un monólogo que escuché en un capítulo de Everwood (una de tantas buenísimas reflexiones) y que me parece muy interesante:

No te preocupes por el futuro. O preocúpate pero sabiendo que hacerlo es tan efectivo como intentar resolver una ecuación de álgebra masticando chicle. Es probable que los problemas más serios que te surjan en la vida sean cosas que ni se te pasaron por la cabeza, de esas que te sorprenden un martes a las cuatro de la tarde.
Todo los días haz algo que te de miedo

Canta.


No juegues con los corazones de los demás. No aguantes que la gente juegue con el tuyo.

Cepíllate los dientes. No pierdas el tiempo sintiendo celos. Unas veces iras ganando y otras perdiendo. La carrera es larga y al final solo compites contra ti mismo.

Recuerda los elogios que recibas. Olvida los insultos, y si lo consigues, dime cómo.
Conserva las viejas cartas de amor. Tira los recibos viejos del banco.

Yérguete.


No te sientas culpable si no sabes que quieres hacer en le vida. Las personas más interesantes que conozco no sabían lo que querían hacer con su vida a los veintidós años. Algunas de las personas más interesantes que conozco tampoco lo saben a los cuarenta.

Toma mucho calcio. Trata bien a tus rodillas; las echarás de menos cuando te fallen.

Quizás te cases. Quizás no.


Quizás tengas hijos. Quizás no.


Quizás te divorcies a los cuarenta. Quizás bailes el rock cuando celebres las bodas de platino.



Hagas lo que hagas no te congratules demasiado ni tampoco te censures. Siempre has optado por una cosa u otra. Como el resto del mundo.

Baila. Aunque no tengas donde hacerlo más que en el salón de tu casa. Lee las instrucciones aunque no las sigas. No leas revistas de belleza, solo harán que te sientas feo.

Conoce a tus padres. Nunca sabes cuándo se irán para siempre. Sé bueno con tus hermanos. Son el mejor vínculo con el pasado y los que probablemente seguirán contigo en el futuro.

Entiende que los amigos vienen y se van, pero que hay unos pocos escogidos que debes conservar. Esfuérzate en no desvincularte de ciertos lugares y costumbres porque cuanto más mayor te hagas más necesitarás a las personas que conociste cuando eras joven.

Vive en Nueva York alguna vez, pero vete antes de endurecerte.
Vive en el Norte de California alguna vez, pero vete antes de ablandarte.

Viaja

No te hagas demasiadas cosas en el pelo o cuando tengas cuarenta años parecerá el de alguien de ochenta y cinco.

Ten cuidado con los consejos que compras y ten paciencia con quienes te los vendan. Los consejos son una forma de nostalgia. Ofrecerlos es una manera de rescatar el pasado del vertedero, sanearlo, pintar las partes feas y reciclarlo dándoles más valor del que tiene.

Pero, créeme en lo del protector solar

martes, 27 de agosto de 2013

Dos noticias

Estoy segura de que la opinión de la población de Estados Unidos hoy, martes 27 de agosto, está totalmente dividida: para unos, lo más destacable de todo será el baile de Miley Cirus en los MVA (aquí) y, para otros, la noticia del día es que Estados Unidos prepara un ataque contra Siria (aquí). Aquí podría decir, irónicamente, que termina la evolución humana.

Sin embargo, no me refiero sólo a la población estadounidense, sino a la población mundial, ya que habrá muchas noticias como la de Miley Cirus que eclipsarán la verdadera noticia o, cuanto menos, serán el punto de atención de la opinión de la población. "-¿Alguien sabe qué pasa en Siria? -¡¡No pero me parece deleznable la actuación de la ex-Hanna Montana en los MVA!!" Aquí acaba la evolución humana, estoy segura de ello también. 

Con estas dos noticias pretendo reflexionar sobre lo manipulada que está la opinión pública, nuestra posición respecto a un informativo, una noticia. Sobre cómo nos importa más algo tan trivial como el baile erótico de una muchacha al hecho de que se pueda librar una guerra en Siria. "¿Dónde está Siria? Al menos, sé quién es Hanna Montana" dirán algunos. 

Ya no escribo más. Prefiero leer sobre Siria. 

viernes, 23 de agosto de 2013

Paco Ibáñez

Esperad un momento que pongo la música en el ordenador... Ya está: suena Paco Ibáñez. Sí, esta entrada va para él.

No es muy conocido y, de hecho, algunos lo confunden con el creador de "Mortadelo y Filemón" pero no, yo me refiero al cantautor, al Paco Ibáñez que canta a los poetas. No es muy conocido en España actualmente porque la mayor parte de su carrera se desarrolló en los años del franquismo en Francia, país que le acogió y le dejó cantar libremente. Sus canciones no están pasadas de moda porque son poemas y fueron escritos por grandes poetas: Antonio Machado, Rafael Alberti, García Lorca, Miguel Hernández, Goytisolo... Poetas latinoamericanos: Neruda, Nicolás Guillén, Rubén Darío... Poetas ya antiguos: Jorge Manrique, Quevedo, Góngora... Todos ellos han congeniado con su guitarra y su voz, que hace más bonitos, si caben, los versos. 

Yo supe de Paco Ibáñez por influencia paterna y poco a poco he ido escuchando muchos de sus poemas cantados, incluso me decidí a comprar un disco suyo: el magnífico concierto en el Olympia de París de 1969. Así, poco a poco, me interesé por sus conciertos y comprobé dónde estaba su público: la mayoría en Francia y en Cataluña también. Tuve que esperar a que la Universidad de Salamanca, en su programa cultural, preparara un concierto en noviembre de 2010.

A Paco Ibáñez se le escucha por sus canciones, no por su voz, porque con sus canciones es suficiente. Basta y sobra con sus canciones y, si no, juzguen ustedes mismos. 

                                       

"Coplas a la muerte de su padre" de Jorge Manrique


"Lo que puede el dinero" del Arcipreste de Hita


"Don Dinero" de Francisco de Quevedo



"Es amarga la verdad" de Francisco de Quevedo


"Y ríase la gente" de Luis de Góngora


"Déjame en paz, amor tirano" de Luis de Góngora




"A galopar" de Rafael Alberti




Aquí con el mismísimo Alberti ;)


"Balada del que nunca fue a Granada" de Rafael Alberti 


"Proverbios y cantares" de Antonio Machado


"Canción del jinete" de Federico García Lorca


"Andaluces de Jaén" de Miguel Hernández


"Érase una vez" de J. A. Goytisolo


"Me lo decía mi abuelito" de J. A. Goytisolo


"Palabras para Julia" de J. A. Goytisolo


"España en marcha" de Gabriel Celaya


"Soldadito de Bolivia" de Nicolás Guillén

martes, 20 de agosto de 2013

Reflexionar

Hoy, hace más bien un rato, durante la comida, mi padre me ha dicho que tengo un problema: "Tú, hija mía, reflexionas y aciertas en mucho de lo que dices, en el 99% de lo que dices (es mi padre y me ve con buenos ojos), pero te quedas en lo que debería ser y no en lo que en realidad es". Yo, que siempre me enzarzo en discusiones con él sobre el tema que sea, le he contestado: "Es que lo suyo es que lo que yo creo que debería ser y lo que en realidad es no tienen que tener muchas diferencias". Asumo lo ilusa que soy. 

Por eso hoy quiero reflexionar y lo quiero hacer sobre un tema que me viene rondando por la cabeza ya bastante tiempo. Quizá sea como una idea que tengo que sacar y que quiero sacar para quedarme más tranquila. O para que el que me lea también reflexione, un buen ejercicio al que no hay que apuntarse en un gimnasio. Bien, como muchos ya sabréis, el pasado 18 de agosto se celebró el aniversario del asesinato de Federico García Lorca y me parece un buen enlace con lo que quiero escribir. Yo, que he leído más sus obras de teatro que sus poemas, podría poner aquí alguno de ellos y considerar que ya le he rendido un homenaje pero este año quiero hacerlo mejor: este año quiero reflexionar con Federico García Lorca. Con él, de él, sobre él... dejadme que crea que sigue vivo porque lo está, aunque sea en nuestro interior al recordarlo siempre, aunque sea en sus obras y sus poemas, aunque sea en su espíritu de cultura y enseñanza. 

Lorca fue asesinado, con todas las letras, un 18 de agosto de 1936. Sí, se lo llevó aquél verano sangriente que llamamos los historiadores, se lo llevaron los hombres llenos de odio que le dispararon en su Granada. García Lorca es un ejemplo más de lo que eran los "putos rojos". Cada pueblo tiene un García Lorca que fue fusilado. Quizá no eran poetas, quizá no eran dramaturgos pero estoy segura que pensaban y reflexionaban y luchaban por sus ideas y querían un mundo mejor y una sociedad mejor y un país mejor. Estoy segura de ello y por eso digo que cada pueblo tiene un García Lorca que fue asesinado, no ya en 1936, sino hasta 1975.

Lo que me lleva a esta reflexión son las numerosas noticias que, atónita, leo en cada periódico y todas siguen el mismo patrón: un joven vinculado a un cierto grupo político hace referencia a la Guerra Civil, a Franco, al 18 de julio con cierto tipo de aprobación y añoranza. Y yo, que no tengo más años que estos jóvenes que digo y que, incluso, puedo tener alguno menos que ellos, me pregunto: ¿sabrán lo que dicen? Yo me pregunto si de verdad son conscientes de lo que están diciendo, de lo que sus palabras y a veces gestos, significan e implican. Yo creo que no lo saben...

Afortunadamente, lo que yo sé de España desde el 18 de julio de 1936 ha sido porque lo he escuchado en mi casa y porque lo he estudiado en el instituto y ahora en la universidad. Y es lo que me deja atónita: cada persona podemos tener nuestra ideología y nuestros pensamientos pero, tomando los hechos desde el punto de vista de la Historia objetiva, ¿cómo puede haber alguien que desee volver a esos años? Voy a explicar lo que fueron esos años.

Una guerra y más si es civil, empobrece un país, lo divide hasta muchos años después, lo divide de tal manera que hasta familias enteras se fracturan y nunca más vuelven a tener relación. Un país en guerra es un país en el que puedes estar en la calle y te pueden bombardear (mirad Guernika). Un país en guerra supone la autodestrucción de sus infraestructuras, sus edificios, sus pueblos, sus carreteras, sus vías de tren, sus puertos, sus redes de comunicación... Una guerra es una ruina. Ése es el punto al que yo llego tras una reflexión pero queda todavía. 

¿Y la posguerra? La posguerra es hambre y miseria. Es exilio y muerte. Sigue siendo pobreza y destrucción. Durante bastantes años. Éso es una posguerra pero todavía queda.

¿Y si añadimos las circunstancias extraordinarias que se daban en el mundo a partir de 1936? A estos factores debemos sumar el maniqueísmo ideológico que no sólo estaba presente en España, sino en todo el mundo. Sumemos también el vacío internacional que hubo durante nuestra Guerra Civil. Sumemos las ayudas que recibieron ambos bandos y veremos que la guerra se alargó durante 3 largos años. ¿Cómo puede soportar un país tal catástrofe? Me estoy dejando lo mejor todavía: sumemos que, cuando en España acabó el conflicto civil, estalló otro a nivel internacional: la Segunda Guerra Mundial. Me dirán: "pero España no participó en ella, fue neutral". La neutralidad es bastante discutible pero no lo es el empobrecimiento de todo un continente, como tampoco lo son los planes que tenía Franco para España, que no eran otros que participar en la misma apoyando al Eje Berlín-Tokio-Roma. Más pobreza y miseria. 

Éso es 1936. Éso es lo que nos dejó 1939. España no consiguió recuperarse hasta la década de los sesenta y tampoco fueron muchos los grandes avances. ¿Queremos volver a eso? Volver a juicios sumarísimos (con mucha suerte el que los tenga, porque muchos asesinados ni tuvieron un juicio), volver a los ataques intempestivos tras la más mínima sospecha, a la denuncia entre vecinos, volver a la autocensura personal a nivel ideológico, a nivel sexual y de género, etc. ¿De verdad alguien quiere volver a eso?

Por eso mismo escribo estas palabras, para ser conscientes de lo que afirmaciones o gestos a favor de esto tienen detrás y para ser conscientes de lo que significan. Es muy fácil pedir la vuelta del 18 de julio sin pensar lo que ello conlleva pero es muy difícil pensar que podamos vivir algo así, algo que, desgraciadamente, sufren muchos países hoy en día. No nos tenemos que ir a 1936 para ver guerras civiles, miseria, hambre y destrucción, vayámonos a Siria, Oriente Próximo, Egipto... ahí podremos ver de primera mano lo que es un conflicto bélico y, quizá, nos ayude a reflexionar. 

viernes, 16 de agosto de 2013

El rapto de Proserpina

¡Empecé con el Arte y ahora no puedo parar! Si la última entrada iba dedicada a la obra Apolo y Dafne de Bernini, ésta no puede ser de otra cosa que no fuera otra de las grandes obras de Bernini: El rapto de Proserpina. Esta escultura la hizo antes que la anterior, concretamente entre 1621 y 1622, una obra en la que Bernini no deja escapar ningún detalle y en la que se puede seguir viendo desde diferentes ángulos aportando diferentes visiones, cada cual mejor y más impresionante, si cabe.

Esta obra muestra el instante en que Plutón, el Hades romano, captura, por fin, a Proserpina (Perséfone en la mitología griega) y es que, harto de no encontrar una mujer que estuviera con él, Plutón surgió de un volcán cuando Proserpina estaba con unas ninfas en un lago y decidió raptarla y convertirla en Reina del Inframundo, acompañado del guardían del Inframundo, el perro de tres cabezas, Cancerbero, como se muestra en la escultura. Así, Ceres, su madre y diosa de la agricultura y la flora, se despojó de sus vestiduras y objetos para buscarla, convirtiendo en desierto lo que pisaba y dejando la tierra sin ninguna planta que creciera.

Júpiter, el dios de los dioses, mandó a Mercurio para solucionar este grave problema y éste consiguió que Proserpina tomara seis semillas de granada, fruto de la fidelidad, de manera que, a lo largo del año, sólo estaría con Plutón seis meses y los otros seis, con su madre, la cual adorna toda la tierra con flores y frutos para recibir a su hija. De ahí, que el año tenga mayoritariamente dos estaciones: el crudo invierno triste sin flores y la hermosa primavera. 




































"Mientras Proserpina juega en aquel bosque y coge violetas o blancos lirios, y mientras con entusiasmo de niña llena los cestos y su regazo, y se afana por superar en su recogida a sus compañeras, casi al mismo tiempo fue vista y amada y raptada por Dite (Plutón): hasta tal punto se apresura el amor. La diosa, aterrada, llama con su plañidera boca a su madre y a su séquito, pero con más insistencia a su madre, y, después de que había desgarrado su vestido desde el escote, las flores recogidas cayeron al soltarse la túnica, y tan gran sencillez hubo en sus juveniles años: también está pérdida provocó un dolor a la joven. El raptor conduce su carro y, llamándolo a cada uno por su nombre, estimula a los caballos y sacude las riendas teñidas de oscuro robín sobre los cuellos y las crines de aquellos..." Metamorfosis de Ovidio.

jueves, 15 de agosto de 2013

Apolo y Dafne

Y ya que hemos empezado con el Arte me parecía una buena idea mostrar aquí una de mis esculturas favoritas, si no la más: Apolo y Dafne de Bernini. Esta escultura barroca fue realizada por el italiano entre 1622 y 1625 y se puede decir bien claro que es una de las esculturas icono del Barroco.

La escultura representa el momento clave del mito de Apolo y Dafne: cuando la ninfa comienza a convertirse en laurel, como ocurre con sus pies y piernas, que comienzan a ser raíces y tronco. Sus manos comienzan la metamorfosis y podemos ver ya esas primeras hojas de laurel. Según el mito, Dafne era una de las ninfas más hermosas que Apolo pudo contemplar y por eso quedó inmediatamente prendido de esa belleza. Casi obsesionado con ella, la perseguía para conseguirla mientras la joven corría para salvar su vida. Llorando, Dafne pidió a los dioses que la salvaran y fue escuchada, de manera que se convirtió en laurel. Apolo regó la planta con sus lágrimas y, para tenerla siempre consigo, es su planta consagrada. De ahí el laurel que siempre acompaña al dios grecolatino. 

Esta escultura es de las más espectaculares que conozco y lo es porque cada ángulo en que puede ser admirada muestra una característica más de la obra. Además, no hay que olvidar los magníficos detalles que fue capaz de conseguir Bernini para esta pieza de mármol, detalles como la agonía de Dafne, las ansias de Apolo, sus gestos, como la mano del dios que agarra por un momento a Dafne... Sin duda, espectacular. Espero que disfruten.


Fue Dafne, la hija de Peneo, el primer amor de Febo (Apolo): éste no lo ocasionó un ciego azar, sino la rencorosa crueldad de Cupido.


"Febo está enamorado y desea las bodas con Dafne nada más verla, y confía en lo que desea y le engañan sus propios oráculos..."

"...al punto uno ama, la otra huye del nombre del amante feliz con los escondrijos de los bosques y los despojos de los animales cazados..."




"Sin embargo, el que persigue, ayudado por las alas del amor, es más rápido y se niega el descanso y está a punto de alcanzar la espalda de la que huye y sopla sobre la cabellera extendida por el cuello. Agotadas sus fuerzas, ella palideció y, vencida por el esfuerzo de la rápida huida, dice, contemplando las aguas del Peneo: "¡Ayúdame, padre", exclama, "si los ríos tenéis poder divino! ¡Haz desaparecer con un cambio esta figura, con la que he gustado en demasía!""


""¡Ninfa, hija del Peneo, deténte, te lo ruego! No te persigo como enemigo; ¡ninfa, deténte!" Así huye la cordera del lobo, así la cierva del león, así las palomas con alas temblorosas del águila, y cada una de sus enemigos naturales; el amor es para mí la causa de la persecución..."


""Que tu arco atraviese todas las cosas, Febo, a ti el mío, y cuanto todos los animales son inferiores a un dios, tanto menor es tu gloria que la mía". Dijo, y surcando el aire con batientes alas rápido se detuvo en la umbría ciudadela del Parnaso y de su aljaba portadora de flechas envió dos dardos de diferente actividad: uno pone en fuga el amor, el otro lo provoca; el que lo provoca es de oro y resplandece en su aguda punta, el que lo pone en fuga es romo y tiene plomo bajo la caña. Éste lo clavó el dios en la ninfa Peneide (Dafne), con aquél, en cambio, hirió a Apolo en lo más íntimo, atravesando sus huesos..."






"A menudo su padre le decía: "me debes un yerno, hija", a menudo su padre le decía: "me debes nietos, hija": ella, que odiaba las antorchas conyugales como un crimen, había cubierto su bello rostro de pudoroso rubor..."

"...así se inflamó el dios, así arde en todo su pecho y alimenta con su esperanza un amor estéril..."




"Apenas acabado el ruego, un pesado entorpecimiento se adueñó de sus miembros: su blando pecho es rodeado de fina corteza, sus cabellos crecen como hojas, sus brazos como ramas; su pie, hace poco tan veloz, se queda fijo con lentas raíces, el lugar de su rostro lo tiene la copa: en ella permanece solamente su belleza..."












""Y, puesto que no puedes ser mi esposa, en verdad serás mi árbol. Siempre te tendrán, laurel, mi cabellera, mi cítara, mi aljaba. Tú acompañarás a los alegres generales, cuando una alegre voz cante el triunfo y el Capitolio contemple largos desfiles. Tú misma como la más leal guardiana de la casa de Augusto estarás en pie ante las puertas y protegerás la encina que está en medio, y, del mismo modo que mi cabeza es la de un joven con los cabellos sin cortar, lleva tú también siempre los honores perpetuos".

Citas: fragmentos de Metamorfosis de Ovidio. 

miércoles, 14 de agosto de 2013

Impresionismo

No soy una experta en Arte. Lo reconozco. Sin embargo, me encanta. No lo puedo evitar. Me encanta el Arte y el trabajo que conlleva: trabajo en planos, en lienzos, en mármol, madera, partituras, etc. Me encanta. 

Por eso no puedo dejar de escribir la primera entrada de este blog dedicada al Arte, o más concretamente a la pintura. Por eso, quiero hablarles de un movimiento artístico que a mi, y a un sinfín de personas más en el mundo, me fascina: el Impresionismo, bautizado así por la "impresión" que supuso esta obra:

Impresión: sol naciente, Monet, 1872-3. 

Aunque el término fue peyorativo, no habría una palabra mejor para identificar este nuevo movimiento. A partir de este momento, el Arte era una impresión, era la impresión que el espectador tuviera hacia una obra. Y, aunque fuera peyorativo en un primer momento, pronto los pintores de la época dejaron llevar su pincel y dar protagonismo a la luz y, con ello, al color. Y, si no, juzguen ustedes. 

Monte Santa Victoria, Cézanne, 1887

El pequeño jardinero, Bazille, 1867

Escuela de ballet, Degas, 1880

Nenúfares, Monet, 1916

 Auguste Renoir, Renoir

Podría estar escribiendo sobre pintores de esta etapa y aportar más datos sobre el Impresionismo pero eso ya no es Arte, es Historia del Arte. 

Les recomiendo una cosa, que es lo que estoy haciendo en este mismo momento: introduzcan en Google imágenes las palabras "impresionismo pintura". ¿Qué sale? Color. 

lunes, 12 de agosto de 2013

Marca España

Desde aquí quisiera hacer un llamamiento a quien me lea y es mi propuesta de cambiar el nombre del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación por el Ministerio de la Marca España. Total, es lo único que sabe decir García-Margallo. Por eso, quiero hablar ahora de la Marca España.

"Marca España es una política de Estado, cuya eficacia reside en el largo plazo"(Marca España). Una "política de Estado". ¿Soy a la única a la que le sorprende que se compare una política con una "marca" comercial? Espero que no, no quiero ser un bicho raro. Puede parecer raro que se relacione una expresión como "Marca España" a la política, como si ésta fuera una marca comercial que se vendiera en grandes tiendas o en un mercadillo, pero es lo que continuamente está haciendo nuestro Ministro de Asuntos Exteriores, García-Margallo.

Sí, podemos entender que su labor sea promocionar nuestro país y llevarlo siempre a los mejores lugares para brindarnos oportunidades: acuerdos con otros países, cooperación, intercambios, etc. Sin embargo, utilizar para ello siempre la expresión "Marca España" no resulta del todo apropiado. Por lo menos, a mi parecer.

Pensemos, como pretende el ministro en España como una marca comercial, una marca de calidad que debe estar expuesta en los mejores puestos del mercado, una marca a la que se relacione con un sinfín de elementos positivos. Sí, hasta aquí no hay nada negativo: todos queremos que el mundo conozca nuestros maravillosos paisajes, monumentos, museos, parques naturales, playas, nuestra flora y fauna, cultura, gastronomía, costumbre, fiestas, etc. De hecho, es el cometido de esta cartera ministerial. Hasta aquí todo es positivo. Hasta aquí.

Sin embargo, podemos pensar en una marca, una marca comercial, como algo más de sus productos de calidad, de moda, de diseño y de exclusividad. Podemos pensar en marcas comerciales y relacionarlas con explotación laboral, explotación infantil, actos de los cuales poco se puede presumir.

Pongamos para esto un ejemplo: todo el mundo tiene en mente una gran firma española de moda que tiene tiendas en muchos países del mundo y que tiene un prestigio reconocido, una marca valorada por la calidad de sus productos, por los diseños y la exclusividad de los mismos, una marca valorada también por el buen trato con el cliente. Todos tenemos en mente esa gran empresa. Hay otras más, la lista es larga.

¿Sin embargo, sigue siendo positiva nuestra opinión cuando saltan noticias como la explotación infantil relacionada con este tipo de marcas? Me parece que no. La calidad de los productos que tanto alabamos está sujeta a un horario infernal al que se ven sometidos adultos e incluso niños, como se ha llegado a denunciar en muchas ocasiones.

¿Es eso lo que queremos para España? ¿Promocionarla como si fuera una marca comercial y que todo lo maravilloso que hay en nuestro país quede supeditado a otras malas, malísimas noticias? Sí, España tiene problemas hoy en día, problemas graves que necesitan una solución urgente, pero la labor de ese ministerio no es supeditar nuestra imagen, la labor de ese ministerio es que se reconozca lo maravilloso de nuestro país aceptando siempre nuestros problemas, como tienen el resto de países.

No, yo no quiero vender la imagen de mi país como si fuera una marca comercial, una marca comercial que trata mal a sus trabajadores, los explota e infravalora, una marca comercial que comete irregularidades y que se denuncian constantemente. No, quiero vender la imagen de mi país con sus problemas: lo maravilloso y los problemas pero problemas con soluciones, con soluciones efectivas.

sábado, 10 de agosto de 2013

Oposic¿qué?

Siguiendo con la línea de opinión política de la entrada anterior, me gustaría escribir ahora unas reflexiones que me parecen bastante interesantes sobre la oposición en España (a nivel nacional, me refiero).

¿Qué es la oposición? Con oposición hacemos referencia a los grupos políticos que no han conseguido suficientes escaños como para formar un Gobierno. Hoy, en el Congreso de los Diputados, la oposición al Gobierno del Partido Popular es: PSOE, Izquierda Plural, CiU, UPyD, PNV y el Grupo Mixto. Sin embargo, en el panorama nacional todos entendemos mayoritariamente por oposición al grupo socialista, a Izquierda Unida, a Unión Progreso y Democracia y será de ellos de los que trataré de hablar en estas líneas.

El ejercicio de la oposición se puede resumir en argumentar y expresar su malestar, si lo tiene, contra las medidas y decisiones que pueda tomar el ejecutivo, es decir, el Gobierno de Mariano Rajoy en la cámara, medidas hoy en día respaldadas por su mayoría absoluta. La oposición debe criticar y argumentar de una manera lógica y constructiva su posición contraria a la del Gobierno. Hasta aquí todo es sencillo.

Sin embargo, quiero reflexionar sobre este tema porque no es tan sencillo. No es tan sencillo situarse en la oposición y tratar de hacer ver la luz y la senda al Gobierno cuando tu propia situación está en entredicho. Me explico.

A la luz de los últimos acontecimientos en el panorama político y con esto me refiero al caso Bárcenas y todas las acusaciones que está vertiendo contra miembros del Partido Popular y miembros del Gobierno nacional y de gobiernos regionales (el de Castilla - La Mancha, por ejemplo), la oposición está "sacando pecho" y exigiendo que el Presidente Rajoy tome determinadas decisiones: disolver el Congreso y convocar elecciones, comparecer en la Cámara, esclarecer los hechos, convocar una comisión de investigación, presentar su dimisión... Sí, es lo que el Presidente debería hacer pero ¿tienen la autoridad moral para pedirle que tome todas esas decisiones?

¿Tiene el Partido Socialista Obrero Español la autoridad moral para pedirle a Rajoy que haga lo que ellos exigen? No. No tienen la autoridad moral que precisan porque en sus mismas filas hay casos de corrupción contra los que no se ha tomado ninguna decisión y el más escandaloso es el de los EREs de Andalucía. ¿Cómo van a presentar una moción de censura contra el Gobierno de Rajoy si siguen apoyando a Griñán? Y esta misma pregunta nos la podemos hacer con otros casos dentro del partido: el exministro Blanco, el caso Faisán, etc. No, ellos no tienen la autoridad moral para pedir explicaciones al Gobierno.

¿Tiene Izquierda Unida la autoridad moral para pedirle a Rajoy que dimita y convoque elecciones? Tampoco, ni mucho menos. ¿Cómo pueden exigirle eso y apoyar en Andalucía al gobierno del presuntamente corrupto Griñán? Es más, ¿cómo pueden, con sus votos, impedir que éste hable por el caso de los EREs en el Parlamento Andaluz? ¡Menuda incoherencia! Y el caso de Izquierda Unida quizá es el que más daño puede hacer, porque es verdad que están empezando a liderar la opción de izquierda a nivel nacional pero no tienen la autoridad moral que se requiere. Podrán argumentar: pero eso lo está haciendo el grupo regional andaluz de Izquierda Unida; y es cierto pero, ¿el apoyo al PSOE andaluz no cuenta con la aprobación del Comité Federal? Lo tiene. No la tienen, la autoridad moral, digo.

¿Tiene Unión Progreso y Democracia la autoridad moral para pedirle a Rajoy que haga nada? ¿Y CiU? Yo sólo diré: supuesta corrupción en la Comunidad Valenciana y casos Palau y Clotilde. Son sólo ejemplos, podemos seguir, que la lista es larga.

Llegados a este punto, ¿quién tiene la autoridad moral necesaria para poder exigir diferentes actuaciones al Presidente del Gobierno? ¿Quién? Nadie, salvo los ciudadanos, como siempre.

¿Y qué hacemos, si ningún político de la Cámara tiene autoridad moral para decir nada? Castigarlos, como expresé en la entrada anterior. Castigar como pueden hacer los ciudadanos: en las urnas y en las calles.

jueves, 8 de agosto de 2013

El castigo es nuestro

El castigo es nuestro. Nuestro. NUESTRO.

Ahora que se habla tanto del mal hacer de los políticos en este país, es bueno hablar de quién tiene la responsabilidad de ese castigo. Sí, el castigo a los políticos en democracia sólo puede venir de los ciudadanos; por eso es nuestro, de la ciudadanía, de los votantes. Es nuestro y lo ejercemos en la calle y en las urnas. En las urnas cada cuatro años y en la calle cada día. Sí, cada día. A todas horas podemos castigar a nuestros políticos.

Cada cuatro años el castigo es nuestro. Cada cuatro años los ciudadanos tenemos la oportunidad de decir alto y claro que las políticas de un gobierno (nacional, regional o local) no nos han gustado ni nos han satisfecho o, por el contrario, decir que sí nos han gustado y sí estamos satisfechos con ese gobierno. Esta oportunidad es única y sólo de la ciudadanía. Sin embargo, muchos políticos no parecen enterarse...

Como he dicho, los ciudadanos podemos dar legitimidad de resultado a un gobierno o abrirle las puertas a otro y ése es el castigo que ejercemos con nuestro voto. Ése debe ser el único castigo que se deba dar a un gobierno por vía externa. Ya vendrán los congresos y las dimisiones, eso es interno de un partido, eso es privado. Lo público nos corresponde a nosotros y así lo ejercemos.

Cuando se produce un cambio de gobierno el castigo a los salientes ya está hecho y nuestra clase política, la actual y, en mi caso, la nacional, la regional y la local, no tiene derecho a castigar a los gobiernos anteriores. No lo tiene. No tiene derecho a criticar al gobierno anterior porque eso corresponde a la ciudadanía. Ya lo hemos hecho. No han sido reelegidos y ése es su castigo.

Señores políticos (nacionales, regionales y locales), no les votamos para que recuerden los errores de un gobierno saliente. No. Les votamos para que cumplan sus promesas, aunque esto suene raro. Sí: les votamos para que cumplan sus promesas. Para que hagan promesas viables y no nos engañen con un programa electoral del cual no pueden cumplir ni la mínima parte. Sí, señores políticos, les votamos para eso. No queremos que nos repitan lo malo que fue el anterior gobierno; eso ya lo sabemos y por eso no lo hemos vuelto a votar. Nuestro voto es para que cumplan su programa. Ya está.

Todo esto viene a cuenta de que, no sé si ustedes también, ya estoy harta de escuchar a todas horas en todos los medios de comunicación lo malo que fue el anterior gobierno nacional, regional y local. NO. BASTA. Le votaron para otra cosa. Le votaron para cumplir sus promesas, sean cuales sean. Punto y final.

Sin embargo, hay otro castigo que la ciudadanía puede (y debe) ejercer no ya cada cuatro años, sino cada día. Cada día tenemos la oportunidad de expresar nuestra satisfacción o nuestro enfado hacia las decisiones políticas. De cualquier índole. Tenemos derecho a eso y debemos asumir de que es nuestro deber. Es nuestro deber porque, y seguramente estarán hartos de esta frase, una democracia no es ir a votar cada ciertos años. Una democracia es más que eso: es votar pero también es constancia. Constancia en cuanto a resultados: la ciudadanía debe exigir resultados constantemente ante las decisiones tomadas por nuestra clase política. Si esos resultados nos satisfacen, vuelvan a votarlos. Si no, cada día tienen la oportunidad de expresarlo y, en unos años, de cambiar su elección de voto. Constancia en cuanto a información: la ciudadanía debe estar informada de las decisiones y actos que se llevan a cabo, actos que, aunque creamos que no, nos conciernen. El precio de la gasolina es política; el de la luz, también; el del agua, también; el de la compra en el supermercado, también... Nuestra plaza en un colegio, instituto, universidad, nuestra consulta médica, nuestra farmacia, etc. Esto es más familiar, ¿no? Pues depende de la política y la política, de nosotros, de la ciudadanía.

Por eso, el castigo es nuestro y sólo nuestro. Por eso, el reconocimiento también es nuestro y sólo nuestro. De los ciudadanos. 

sábado, 3 de agosto de 2013

Hoy no es ayer

Sí, la primera entrada de este blog no podía estar dedicada a otra cosa que no fuera una de mis pasiones, la más importante y en la que pienso como futuro: la Historia. Por eso continuamente estoy preguntándome lo que es: ¿qué es la Historia? Obviamente no voy a reproducir ni a poner aquí los ensayos y conclusiones que han hecho historiadores (con mayúsculas) sobre este campo de investigación, que son muchos, sino que trato de poner aquí reflexiones y pensamientos a los que he llegado a día de hoy. Mañana pueden avanzar o ser vistos desde otro punto de vista. 

Lo primero que debemos reconocer sobre la Historia es que es una Ciencia. Sí, una Ciencia, una palabra que para muchos tiene un significado matemático y que no puede estar relacionada con la Historia pero también es una palabra que significa verificación, método, análisis, conclusiones, etc. No, no se pueden hacer experimentos en un laboratorio pero muchos acontecimientos guardan una relación entre sí y un mismo patrón que es analizado y discutido por más de un historiador. Sí, la Historia es una Ciencia en la que no se pueden realizar afirmaciones sin antes haber llegado a una lógica conclusión, sin antes haber tenido en cuenta todos los factores de ese acontecimiento y todas sus consecuencias. Sí, puede haber más de una conclusión y puede que todas ellas sean igual de válidas pero quizá eso es la magia de este campo. "Como somos sujetos, nuestro trabajo será subjetivo", decía un profesor. Subjetivo pero siempre será un trabajo de análisis, de contraste, de estudio y comprensión.

Otra de los puntos que me gustaría mencionar es que muchos ven la Historia como pasado y, en muchas ocasiones, no es así; la Historia también tiene vistas al futuro. Tiene vistas al futuro porque se trata de comprender el pasado para entender el presente y poder entrever el futuro, que se puede. Muchas situaciones repetidas, muchos momentos inéditos con el mismo patrón y las mismas características, muchas reacciones iguales, etc. Hace poco me decía mi padre, que está leyendo el libro de Santos Juliá Hoy no es ayer, que, si a ese libro le cambiaran las fechas y los nombres, se podría confundir con un periódico de hoy en día. Esto es la Historia: comprender el pasado para entender el presente y trazar líneas de futuro.



Sin embargo, la Historia también me parece que tiene otro cometido. Además del de comprender y entender, para mi, la Historia o, mejor dicho, los historiadores, deben tener sentido de la justicia en algunos aspectos. Un historiador se debe a la verdad, a lo que ocurrió, a los hechos y debe, por tanto, dejar atrás sus vestiduras políticas o creencias, aunque en muchas corrientes la ideología sea base. Con sentido de la justicia me refiero a desenterrar lo que ha estado oculto tantos años: desenterrar lo que ocurrió de verdad, asumirlo y darnos cuenta de cómo fueron las cosas en realidad. Desenterrar y asumir lo bueno y lo malo pero hacerlo para poder seguir andando como sociedad, como Humanidad. 

Desenterrar y asumir siempre es fácil cuando se trata de algo bueno, honroso, algo que nos puede hacer sentir orgullosos de nuestro país o de nuestra sociedad pero que siempre cuesta más cuando es el caso contrario: cuando nos avergüenza, cuando no nos deja una conciencia tranquila. 

Sobre este tema, sobre desenterrar y asumir actos vergonzosos y vergonzantes hablaré en la siguiente entrada y lo haré sobre un caso que se celebrará el lunes 5 de agosto pero que quiero recordar mañana, día 4, para darnos cuenta de que la Historia, el recuerdo y la memoria, no son cosas de un día, son cosas de una vida. No se puede celebrar el 11 de noviembre como final de la Gran Guerra o Primera Guerra Mundial, enorgullecernos de que somos una sociedad pacífica y, al día siguiente, abrir las portadas de periódicos con ataques a población civil, ya sea siria, palestina o egipcia, o tantas otras. No, la Historia es continua, día a día, no se enmarca en un día sólo. Por eso, quiero adelantar el recuerdo de las Trece Rosas, para que estén presentes mañana y todos los días, para enorgullecernos de verdad de que somos una sociedad pacífica. Para no mentirnos a nosotros mismos. 

Nuestra Historia es nuestra conciencia y depende de nosotros que esté limpia o no.