Siguiendo con la línea de opinión política de la entrada anterior, me gustaría escribir ahora unas reflexiones que me parecen bastante interesantes sobre la oposición en España (a nivel nacional, me refiero).
¿Qué es la oposición? Con oposición hacemos referencia a los grupos políticos que no han conseguido suficientes escaños como para formar un Gobierno. Hoy, en el Congreso de los Diputados, la oposición al Gobierno del Partido Popular es: PSOE, Izquierda Plural, CiU, UPyD, PNV y el Grupo Mixto. Sin embargo, en el panorama nacional todos entendemos mayoritariamente por oposición al grupo socialista, a Izquierda Unida, a Unión Progreso y Democracia y será de ellos de los que trataré de hablar en estas líneas.
El ejercicio de la oposición se puede resumir en argumentar y expresar su malestar, si lo tiene, contra las medidas y decisiones que pueda tomar el ejecutivo, es decir, el Gobierno de Mariano Rajoy en la cámara, medidas hoy en día respaldadas por su mayoría absoluta. La oposición debe criticar y argumentar de una manera lógica y constructiva su posición contraria a la del Gobierno. Hasta aquí todo es sencillo.
Sin embargo, quiero reflexionar sobre este tema porque no es tan sencillo. No es tan sencillo situarse en la oposición y tratar de hacer ver la luz y la senda al Gobierno cuando tu propia situación está en entredicho. Me explico.
A la luz de los últimos acontecimientos en el panorama político y con esto me refiero al caso Bárcenas y todas las acusaciones que está vertiendo contra miembros del Partido Popular y miembros del Gobierno nacional y de gobiernos regionales (el de Castilla - La Mancha, por ejemplo), la oposición está "sacando pecho" y exigiendo que el Presidente Rajoy tome determinadas decisiones: disolver el Congreso y convocar elecciones, comparecer en la Cámara, esclarecer los hechos, convocar una comisión de investigación, presentar su dimisión... Sí, es lo que el Presidente debería hacer pero ¿tienen la autoridad moral para pedirle que tome todas esas decisiones?
¿Tiene el Partido Socialista Obrero Español la autoridad moral para pedirle a Rajoy que haga lo que ellos exigen? No. No tienen la autoridad moral que precisan porque en sus mismas filas hay casos de corrupción contra los que no se ha tomado ninguna decisión y el más escandaloso es el de los EREs de Andalucía. ¿Cómo van a presentar una moción de censura contra el Gobierno de Rajoy si siguen apoyando a Griñán? Y esta misma pregunta nos la podemos hacer con otros casos dentro del partido: el exministro Blanco, el caso Faisán, etc. No, ellos no tienen la autoridad moral para pedir explicaciones al Gobierno.
¿Tiene Izquierda Unida la autoridad moral para pedirle a Rajoy que dimita y convoque elecciones? Tampoco, ni mucho menos. ¿Cómo pueden exigirle eso y apoyar en Andalucía al gobierno del presuntamente corrupto Griñán? Es más, ¿cómo pueden, con sus votos, impedir que éste hable por el caso de los EREs en el Parlamento Andaluz? ¡Menuda incoherencia! Y el caso de Izquierda Unida quizá es el que más daño puede hacer, porque es verdad que están empezando a liderar la opción de izquierda a nivel nacional pero no tienen la autoridad moral que se requiere. Podrán argumentar: pero eso lo está haciendo el grupo regional andaluz de Izquierda Unida; y es cierto pero, ¿el apoyo al PSOE andaluz no cuenta con la aprobación del Comité Federal? Lo tiene. No la tienen, la autoridad moral, digo.
¿Tiene Unión Progreso y Democracia la autoridad moral para pedirle a Rajoy que haga nada? ¿Y CiU? Yo sólo diré: supuesta corrupción en la Comunidad Valenciana y casos Palau y Clotilde. Son sólo ejemplos, podemos seguir, que la lista es larga.
Llegados a este punto, ¿quién tiene la autoridad moral necesaria para poder exigir diferentes actuaciones al Presidente del Gobierno? ¿Quién? Nadie, salvo los ciudadanos, como siempre.
¿Y qué hacemos, si ningún político de la Cámara tiene autoridad moral para decir nada? Castigarlos, como expresé en la entrada anterior. Castigar como pueden hacer los ciudadanos: en las urnas y en las calles.
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